Artículo de Javier Tusell en el periódico El País sobre los revisionismos |
En España, en los últimos tiempos ha
aparecido un <revisionismo histórico> respecto a la II República entre
otros. Bien es cierto que una cosa es “revisar” el discurso histórico que la
comunidad científica de los historiadores han elaborado y otra muy distinta
“realizar un revisionismo”.
Como
indicó Javier Tusell, el punto de partida del trabajo de todo historiador son
sus fuentes primarias; sin embargo, el revisionista actúa de otro modo: “no
parte de preguntas, sino de seguridades o de presunciones. No acude a las
fuentes primarias, sino a las secundarias que pretende elaborar con
originalidad (…). Elude la técnica del historiador y por eso suele magnificar
el dato irrelevante para sus propios fines o tomar la parte por el toro. Huye
de matices porque lo suyo es el dualismo maniqueo, la simplificación o
parcialidad. Ansí la polémica porque parece concederle el privilegio de una
posición innovadora (…)”.
Esta
corriente revisionista prolifera ya desde la década de los noventa y sus tesis
condenan globalmente el período de la II República. Se les ha reprochado a
dichos autores, según indica Eduardo Calleja,
en su mayor parte no académicos, “la utilización acrítica de documentos
históricos, referencias falsas, forzadas o manipuladas; omisión deliberada de
información relevante; falta de contextualización histórica (anacronismo
histórico); simplificación interesada de hechos o procesos y la adopción de un
prejuicio ideológico que lastra toda indagación posterior”.
Las
citas de Tusell y Calleja son largas
pero sabrosas. Pío Moa y César Vidal son sus principales líderes con éxito de
publicaciones divulgados ampliamente por la cadena COPE y Libertad Digital.
Además, cuentan con el apoyo de un grupo gaseoso de periodistas (Federico
Jiménez Losantos, José Javier Esparza y José María Zabala) e “historiadores”
(José María Marco, Ángel Rubio, Luis Togorés y otros de prestigio profesional
que les apoyan como Stanley Payne). En términos generales, esta corriente
recrea las tesis formuladas en pleno franquismo por Joaquín Arrarás (Historia de la Cruzada); por Ricardo de
la Cierva y por el medievalista Luis Suárez Fernández, presidente de la
Fundación Francisco Franco y autor de la entrada “Franco” en la reciente
publicación Diccionario Biográfico de la
Real Academia de la Historia.
Entre
los argumentos que defienden dichos revisionistas en relación con la Historia
de España, cabe destacar, sin ánimo de ser preciso, los siguientes: valoran muy
positivamente el régimen de la Restauración Española cuyo fracaso lo asocian a
los grupos de oposición al sistema y en la negativa influencia de los intelectuales
del momento omitiendo la responsabilidad del sistema establecido por los
partidos dinásticos del turno; consideran la II República como una imposición
al pueblo por parte de la izquierda revolucionaria y la masonería con apoyo de
la izquierda internacional; entienden que la Guerra Civil de 1936 comenzó ya en
los sucesos de Octubre de 1934 y justifican la posterior sublevación militar
del 18 de Julio de 1936 como una respuesta preventiva al caos político y de
orden público reinante en la II República; respecto de la Dictadura Franquista,
minimizan su represión cuando no la silencian o justifican.
Fuentes:
*
Javier Tusell; “El revisionismo histórico
español”, El País, 8 de Julio de 2004.
Enlace al artículo: Javier Tusell, El revisionismo histórico español. El País. 8 Julio 2004.
*
Eduardo Calleja; “La II República. Nuevas
miradas, nuevos enfoques. La historiografía sobre la violencia política en la
Segunda República: una reconsideración” en Hispania Nova. Revista de
Historia Contemporánea. Nº 11. 2013.
Enlace
al artículo: La historiografia sobre la violencia política ...